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Poza Rica

Conoce la cultura veracruzana desde la ciudad de Poza Rica. Aquí estarás muy cerca de la zona arqueológica de El Tajín, mítica ciudad de la cultura totonaca. También podrás disfrutar del espectáculo que ofrecen los voladores de Papantla.

Disfruta de Poza Rica

Poza Rica es una moderna ciudad industrial y petrolera, ideal para descansar después de recorrer la zona y conocer parte de la cultura veracruzana. Si quieres tener otro punto de vista de la ciudad puedes ir al Parque de las Américas, mejor conocido como el Cerro del Abuelo. Es uno de los lugares más bellos de Poza Rica. Desde aquí puede contemplarse la ciudad, con sus lumbreras y sus pozos petroleros.

Y a tan sólo 6 seis kilómetros de la ciudad, se encuentra Tajín, la ciudad sagrada de Hurakán. Los constructores de esta zona fueron los totonacas, quienes procedían de la costa, llegaron hasta Teotihuacan y después de mucho tiempo de permanecer en el altiplano iniciaron su retorno hasta llegar a los márgenes del río Pánuco y de ahí hasta asentarse en la costa veracruzana.

El Tajín
En Tajín, la principal actividad económica se apoyaba en la agricultura, el comercio y el trueque de mercancías y servicios. El sitio fue completamente deshabitado cuando arribaron los conquistadores españoles en el siglo XV. Como muchos sitios arqueológicos, Tajín fue un descubrimiento casual que emergió por la búsqueda de plantaciones clandestinas de tabaco.

La pirámide más conocida es la llamada Pirámide de los Nichos. El número original que poseía esta pirámide era 364, de acuerdo con el número de los días del año solar. El nicho tiene forma de panal de abeja, el cual podría representar simbólicamente las cavernas que abrigan el corazón de la tierra.

La zona arqueológica se encuentra abierta todos los días de 9:00 a 17:00 horas. En la plaza de la entrada podrás disfrutar de los Voladores de Papantla. Desde lo alto de un poste, cinco hombres vestidos con trajes tradicionales realizan su descenso de cabeza colgados de una cuerda.

Para la ceremonia, el volador se cubre la cabeza con un pañuelo amplio o paliacate, sobre el que se coloca un gorro cónico, en cuya cima se localiza un pequeño penacho multicolor en forma de abanico que simula el copete de un ave, además de simbolizar los rayos solares que parten de un pequeño espejo redondo que representa al astro.